El núcleo de Júpiter es una extraña mezcla de roca sólida y una difusa burbuja de gas hidrógeno. Y la historia de cómo llegó a ser de esa forma, diluido y fragmentado, ha eludido por el momento toda explicación. Ahora, un equipo internacional de científicos ha sugerido que el gigante gaseoso absorbió un protoplaneta durante una colisión frontal hace unos 4.500 millones de años, cuando nuestro sistema solar estaba en formación.
El equipo de astrónomos de Japón, China, Suiza, y los EE.UU., utilizaron datos de la sonda espacial Juno para investigar la estructura y composición de Júpiter, de acuerdo a una investigación publicada ayer en Nature.
Según explicó el autor principal del estudio, Shangfei Liu, de la Universidad Sun Yat-sen de la ciudad de Zhuhai, «no hay una transición brusca entre el núcleo y la envoltura como imaginábamos previamente, a partir de la teoría de la formación de planetas». Los científicos estimaron entonces que ese núcleo diluido no habría podido formarse naturalmente.
«Es por eso por lo que se nos ocurrió la idea del impacto», afirmó Liu. Según su teoría, Júpiter experimentó un golpe frontal de «otro embrión planetario masivo» poco después de formarse. «Una colisión tan catastrófica destruyó el núcleo compacto inicial de Júpiter y formó una estructura similar a un núcleo diluido», abunda Liu.
Ilustración sobre la hipotética colisión responsable por el actual núcleo joviano.
Los núcleos del joven Júpiter y el embrión planetario se pudieron haber fusionado en ese impacto violento. Los materiales de ambos se debieron de haber mezclado parcialmente con la capa gaseosa de Júpiter, que todavía se puede detectar en la estructura del planeta. Ese evento espacial debió de producirse hace 4.500 millones de años.
El equipo de expertos determinó que el planeta en desarrollo que colisionó con Júpiter debía de haber tenido aproximadamente 10 veces la masa terrestre, porque si hubiera sido más pequeña, «no podría haber penetrado en la envoltura masiva de Júpiter». Además, Liu afirma que la colisión debía ser frontal, porque de otra forma el objeto celeste se habría hundido lentamente en vez de haber destruido el núcleo, ya que ese impacto habría liberado mucha menos energía.
Si los científicos están en los correcto, nuestro sistema solar fue un lugar violento donde las colisiones entre planetas colosales fue algo habitual.
«Pensamos que esas colisiones eran comunes en el Sistema Solar primigenio y que un evento similar también pudo haber ocurrido para Saturno, contribuyendo a las diferencias estructurales entre este planeta y Júpiter», concluye el estudio.
Fuente:Mundooculto.es