Gavi irrumpió en la élite del fútbol mundial con 17 años. El canterano del FC Barcelona llegó a Primera en 2021 y desde entonces se ha consolidado en el once titular de equipo azulgrana, pasando por un crecimiento acelerado que lo llevó a disputar también su primera Copa del Mundo con España, como titular, y como uno de los principales protagonistas del equipo de Luis Enrique.
En los casi dos años que el mediocampista tiene en el más alto nivel, su calidad no ha pasado desapercibida, pero tampoco su intensidad para disputar cada partido, y su carácter casi explosivo. El chaval ha aportado una intensidad que el Barça necesitaba y que no tenía en otro futbolista de la plantilla, pero su propia juventud no le ha permitido aún que pueda darle más pausa a su juego, y a su propias ganas de ganar cada jugada.
Este jueves ante el Real Madrid quedó evidenciado en el primer tiempo que sus ganas de ganar están siempre al tope. Sin embargo, el colegiado del partido le perdonó en dos jugadas, ante Camavinga y Militao, una tarjeta amarilla que finalmente terminaría viendo en los primeros del segundo tiempo, en una jugada con Vinicius en la que la amonestación parecía menos justificada.
Precisamente con el brasileño protagonizó una polémica importante con una conversación entre ambos, en la que según las cámaras, el jugador del Barça habría dejado un insulto al extremo del Real Madrid. Todo esto ante el equipo merengue, así como su menor aporte en jugadas divididas en el final del partido, resumieron muy bien la pared con la que se está encontrando Gavi en cada encuentro, y la que debe terminar de saltar para ser un ‘crack’ mundial de manera definitiva.
Es momento de ir entendiendo mejor el juego
El andaluz y sus ganas de ganar le juega muchas veces en contra, sobre todo cuando ve una tarjeta amarilla en la primera mitad de un partido. La solución para esta ansiedad competitiva podría llegar esta misma temporada con el equipo culé teniendo a tiro el título de Liga, así como la final de la Copa del Rey. Ganar sus primeros títulos como jugador del Barça podría solucionar esa parte en la que el futbolista intenta ir ‘a muerte’ a cada balón.
Un triunfo categórico como un doblete doméstico, daría evolución personal a un chaval que además ya tiene dorsal del primer equipo, y que cada vez está siendo más importante en el fútbol mundial. Junto al cuerpo técnico y a su entorno, deberá entender que no puede verse condicionado cada dos o tres partidos por sus ganas de dar todo, porque finalmente le termina reduciendo su impacto efectivo en el partido, tanto en ataque como en defensa.
Source: onefootball.com