Los astrónomos podrían haber dado un paso importante para entender las ráfagas rápidas de radio, un fenómeno astrofísico de una gran energía que se manifiesta como un pulso de radio fugaz y cuyo origen es, a día de hoy, todavía un misterio.
Estás ráfagas, conocidas como FRB (por sus siglas en inglés), son unos destellos de luz que desatan, en unos milisegundos, la misma cantidad de energía que el Sol haría en un siglo entero. El primero que se detectó fue en 2007, y, a pesar de que han pasado ya 13 años y muchas teorías, no se ha podido determinar por qué se producen.
Sin embargo, este año 2020 podría significar un punto de inflexión a la hora de explicar dicho fenómeno. En enero de este año se produjo una ráfaga cíclica, la primera nunca vista, con un lapso de 12 días entre destello y destello. Y ahora han encontrado otro.
Tras cinco años de observación y monitorización, el denominado FRB 121102, observado con el Telescopio Lovell del Observatorio Jodrell Bank de Inglaterra, presenta un ciclo de actividad de 157 días: se activa durante 90 días y «descansa» durante 67. Una de las teorías que están barajando es que se trate de pequeños tambaleos en el axis rotacional de una estrella de neutrones (conocida como magnetar).
Este emocionante descubrimiento destaca lo poco que conocemos sobre el origen de las ráfagas rápidas de radio. – Duncan Lorimer, co-autor del estudio publicado sobre FRBs.
Fuente: mundooculto.es