El escándalo del Hombre de Piltdown fue sin duda el mayor fraude científico perpetrado jamás en el Reino Unido, en el que se presentaron fósiles falsos como supuesta prueba de la existencia del más antiguo antepasado del ser humano.
Publicada cien años después de la muerte de Dawson, una reciente investigación revela que estas falsificaciones fueron creadas utilizando un número limitado de especímenes, construidos todos ellos según un método coherente, lo que sugiere que el autor del fraude actuó solo.
Es altamente probable que fueran utilizados un ejemplar de orangután y al menos dos esqueletos humanos para crear los falsos restos, que aún se conservan en el Museo de Historia Natural de Londres.
Cráneo y mandíbula del Hombre de Piltdown según las reconstrucciones del Dr. Arthur Smith Woodward (izquierda) y el profesor Arthur Keith (derecha). (Museo de Historia Natural, Londres)
Entre 1912 y 1914, el paleontólogo del Museo de Historia Natural de Londres Arthur Smith Woodward y el anticuario aficionado Charles Dawson anunciaron el descubrimiento de unos fósiles en la pequeña localidad de Piltdown, situada en el condado de Sussex (Inglaterra). Supuestamente, se trataba de un nuevo eslabón evolutivo entre simios y humanos. El descubrimiento apuntaba a la existencia de una especie que combinaba unas mandíbulas simiescas y una gran capacidad craneal, similar a la de un ser humano actual. Dawson murió en el año 1916, pero antes afirmó haber descubierto nuevas evidencias en un segundo yacimiento.
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Estas falsificaciones indujeron una desviación en el estudio de la antropología que se prolongó durante décadas. Aunque se plantearon dudas desde el primer momento, la comunidad científica tardó cuarenta años en reconocer que los restos del supuesto ‘Hombre de Piltdown’ habían sido modificados para parecer más antiguos y depositados en los yacimientos.
La reciente investigación, publicada en la revista Royal Society Open Science, la ha llevado a cabo un equipo multidisciplinario procedente de instituciones de Liverpool, Londres, Cambridge y Canterbury. En ella se han utilizado los métodos científicos más modernos para analizar los restos del “Hombre de Piltdown” a fin de descubrir cómo se fraguaron estas falsificaciones.
Cronología de los principales hechos y descubrimientos relacionados con el fraude del ‘Hombre de Piltdown’. (De Groote, I. et al.)
Las pruebas de ADN demuestran que tanto el canino del primer yacimiento de Piltdown como el molar procedente del segundo pertenecieron probablemente a un orangután, más concretamente a un ejemplar procedente de las poblaciones de orangutanes que habitan actualmente en el sudoeste de Sarawak, en la isla de Borneo. Por otro lado, la forma y apariencia del molar hallado supuestamente en el segundo yacimiento de Piltdown procede casi con toda seguridad del lado opuesto de la mandíbula depositada en el primer yacimiento.
La toma de imágenes tridimensionales mediante rayos X (microtomografía computarizada) demuestra que muchos de los huesos, y también un diente, se rellenaron con tierra y gravilla procedente de Piltdown, llegando incluso a ser taponados los grandes huecos con pequeños guijarros. Los agujeros de los huesos del cráneo se rellenaron con masilla dental, que fue empleada asimismo para recolocar los dientes sobre la mandíbula y para reconstruir uno de ellos, que se había partido al intentar desgastarlo artificialmente.
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Se encuentra tierra de Piltdown en todo momento al examinar las dos falsificaciones, denominadas Piltdown I y Piltdown II: (a) microtomografía computarizada del canino de Piltdown I. (b) Radiografía del canino de Piltdown realizada en 1925. En un principio el canino de Piltdown albergaba aproximadamente 15 fragmentos de gravilla en el interior de su cavidad pulpar, aunque en la actualidad se han extraído todos menos cuatro a través de los agujeros que se observan en la imagen. (c) Microtomografía computarizada del temporal de Piltdown I, con gravilla en las cavidades y un fragmento mayor insertado en el meato acústico externo. (d) Microtomografía computarizada de la gravilla de Piltdown. (e) Microtomografía computarizada del molar de Piltdown II, con gravilla en su cavidad pulpar. (f) Molar de Piltdwon II con piedrecillas en sus raíces. (De Groote, I. et al.)
La Dra. Laura Buck, coautora del artículo y miembro de la División de Antropología Biológica de la Universidad de Cambridge, ha comentado acerca de la importancia de este estudio que: “Aún a día de hoy, más de cien años después de que se perpetrara el fraude de Piltdown, sigue siendo relevante a causa del enorme impacto que produjo en las investigaciones paleoantropológicas de principios del siglo XX.”
Buck ha añadido a continuación que “Los fósiles humanos procedentes de África, como el niño de Taung sudafricano, en un principio fueron ignorados en gran medida al ser descubiertos, ya que no encajaban en las ideas preconcebidas del aspecto que debía tener uno de nuestros antiguos antepasados, ideas basadas en el ‘Hombre de Piltdown’. Este hecho debe ser un importante recordatorio para los investigadores de hoy en día, en cuanto a que debemos estudiar lo que hay ante nosotros, no lo que creemos que debería haber.”
La Dra. Isabelle de Groote, de la Universidad John Moores de Liverpool, y autora principal del artículo, opina por su parte que los resultados apuntan a una conclusión muy clara: “Aunque se ha acusado a múltiples individuos de haber producido estos fósiles falsos, nuestros análisis encaminados a comprender su modus operandi demuestran una coherencia entre los muy diversos especímenes de ambos yacimientos. Parece claro a juzgar por nuestro estudio que este trabajo fue con toda probabilidad realizado por un solo falsificador: Charles Dawson.”
Retrato de Charles Dawson. (Public Domain)
Imagen de portada: Grupo de investigadores examinando uno de los cráneos de Piltdown. Óleo de John Cooke pintado en 1915. En segundo plano, de izquierda a derecha: F. O. Barlow, G. Elliot Smith, Charles Dawson, Arthur Smith Woodward. Sentados en primer plano (de izquierda a derecha): A. S. Underwood, Arthur Keith, W. P. Pycraft, y Sir Ray Lankester. Obsérvese asimismo el retrato de Charles Darwin al fondo. (Public Domain)
El artículo ‘New Piltdown Hoax Analysis Points to Work of ‘Lone Forger’ fue publicado originalmente en Science Daily, y ha sido publicado de nuevo y traducido con permiso.