Las salidas furtivas que ejecutan las mascotas no suelen dejar ningún rastro, más allá que un pequeño momento de preocupación para sus familias cuando la hora de volver se hace un poco más larga. Pero un hombre de Tailandia se llevó una sorpresa bastante divertida, pero no del todo graciosa, cuando su gato regresó con una deuda que él tendría que cubrir.
El caso, que tuvo lugar en Chang Phuak, en la ciudad tailandesa llamada Chiang Mai, se hizo viral cuando el hombre publicó en un grupo de Facebook sobre animales, un divertido post sobre el evento. En el pie de foto, el hombre describió la inesperada situación con la que se encontró tras darle la bienvenida a su gato, que estuvo fuera unos días.
© Foto: Facebook / ช้างเผือก
El pequeño felino, que paseaba por la casa como si no hubiera estado ausente por lo menos durante tres días y peor aún, como si no tuviera un objeto extraño colgando de su cuello, permanecía completamente ajeno a la situación.
Sin embargo, su despreocupada actitud no engañó para nada al hombre, por lo que se acercó hasta su gato para identificar la prueba del crimen en el cuello del gato. Una evidencia que dejaba al pequeño gato al descubierto mientras pensaba haber tenido total éxito en su aventura anónima exterior.
© Foto: Facebook / ช้างเผือก
El hombre se percató que se trataba de una nota, en la cual se exponía que el pequeño gato había degustado tres deliciosos pescados, durante su estadía en un misterioso restaurante. En la nota del cuello del gato, la dueña de la tienda dejaba en claro que el felino miraba con bastante deseo el pescado del lugar, por lo que se apiadó de él y le dio tres de estos.
Además, la dueña del restaurante había dejado su número de contacto y se había identificado como ‘Tía May del callejón número 2’. El hombre fue tomado por sorpresa con este curioso mensaje que traía consigo su gato y compartió el memorable momento en Facebook con una serie de fotografías.
© Foto: Facebook / ช้างเผือก
Los internautas no tardaron en viralizar el peculiar mensaje que llevaba el gato en su cuello, afirmando que al amigable peludo no se le ve ni una pizca de arrepentimiento en su rostro.
Lo que sí está claro, es que este gato ya no podrá escapar tan impunemente a sus aventuras exteriores, y que su plan para salir a explorar ya no estará en el anonimato. Además, seguramente visitará junto a su familia el restaurante de la tía May del que tanto disfrutó.