Hace algunos años, en el oeste de Canadá, un trabajo minero condujo a uno de los descubrimientos más importantes del mundo en la memoria reciente. Un grupo de mineros tropezó accidentalmente con lo que posiblemente sea el cadáver de dinosaurio más intacto que la ciencia haya visto jamás.
Borealopelta (que significa “escudo del norte”) es un género de anquilosaurio nodosáurido del Cretácico Inferior de Alberta, Canadá. Contiene una sola especie, B. markmitchelli, nombrada en 2017 por Caleb Brown y sus colegas a partir de un espécimen bien conservado conocido como el nodosaurio Suncor. © Wikimedia Commons
El nodosaurio, un herbívoro que medía 18 pies de largo y pesaba aproximadamente 3,000 libras, fue encontrado en 2011 por el equipo que trabajaba 17 millas al norte de Alberta, Canadá, en un proyecto minero. Este es un hallazgo fascinante ya que los fósiles de dinosaurios están muy bien conservados; de ellos, podemos aprender mucho sobre la vida y la muerte de los dinosaurios.
Los científicos afirman que los restos parecen tener solo unas pocas semanas a pesar de que el dinosaurio murió hace más de 110 millones de años. Esto se debe a las condiciones óptimas en las que se conservaron.
El dinosaurio, Borealopelta (que significa “escudo del norte”) es un género de nodosaurio que vivió durante el período Cretácico, fue uno de los muchos que llegó a su fin como resultado de ser arrastrado por las aguas de la inundación de un río mientras se abría paso hacia el océano.
La gruesa armadura que envuelve al esqueleto es la responsable de su perfecto estado. Está cubierto de pies a cabeza con placas tipo teja y, por supuesto, una pátina gris de pieles fosilizadas.
Shawn Funk, que estaba operando maquinaria pesada en Millennium Mine, hizo un sorprendente descubrimiento cuando su excavadora golpeó algo sólido. Lo que parecían ser rocas de color marrón nuez eran en realidad los restos fosilizados de un nodosaurio de 110 millones de años. El imponente herbívoro estaba lo suficientemente intacto como para recuperar la mitad delantera, desde el hocico hasta las caderas.
“Los restos petrificados del dinosaurio son una maravilla para la vista”, dice Michael Greshko de National Geographic.
Debido a su rápido entierro submarino, el dinosaurio se parece mucho a lo que era hace millones de años. Según los paleontólogos, el hecho de que su tejido no se descompusiera sino que se fosilizara es extremadamente raro.
A diferencia de su pariente cercano, los Ankylosauridae, los nodosaurios no tenían mazas que rompieran las espinillas. En cambio, usaba una armadura espinosa para mantener a raya a los depredadores. El dinosaurio de 18 pies de largo, que vivió durante el período Cretácico, podría haber sido considerado el rinoceronte de su tiempo.